martes, 10 de mayo de 2011

Juventud y hechos relevantes:


A partir de los teinta años Jesús comienza lo que va a ser su vida pública. Dedicó su juventud a predicar sus creencias, recorriendo así numerosos lugares en Palestina y llegó a Jerusalén pocos días antes de su muerte. Con el pasar del tiempo su popularidad crecía al igual que sus seguidores, de los cuales solo 12 conformaban su núcleo más cercano y son los que conocemos como los doce apóstoles (Simón, Andrés, Santiago el de Zabedeo, Juan, Felipe, Bartolomé, Tomás, Mateo, Santiago el de Alfeo, Tadeo, Simón el de Zelote y Judas).
Hacia los treinta años inició Jesucristo su breve actividad pública incorporándose a las predicaciones de su primo, Juan el Bautista. Tras escuchar sus sermones, Jesús se hizo bautizar en el río Jordán. Poco después Juan fue detenido y ejecutado por Herodes, lanzándose Jesucristo a continuar su predicación. Tiempo después el Espíritu condujo a Jesús a al desierto, donde ayunó durante cuarenta días y superó las tentaciones a las que fue sometido por el Demonio.
Se dirigió principalmente a las masas populares, predicando una revisión de la religión judía basada en el amor al prójimo, el desprendimiento de los bienes materiales, el perdón y la esperanza de vida eterna. Su enseñanza era sencilla y poética, llena de parábolas y anunciando un futuro de salvación para los humildes. Su popularidad se acrecentó debido a las noticias que corrieron sobre los milagros que le atribuía a sus seguidores, éstos fueron considerados como prueba de los poderes sobrenaturales de Jesucristo. Esta popularidad, unida a sus acusaciones directas contra la hipocresía moral de los fariseos, acabó por preocupar a los poderosos del momento.
Jesús fue denunciado ante el gobernador romano, Poncio Pilatos, por haberse proclamado públicamente Mesías y rey de los judíos lo que reflejaba un conflicto de la nueva fe con las estructuras religiosas tradicionales del judaísmo. La proclamación de Jesús como rey era metafórico, refiriéndose al Reino de Dios; no se cuestionaba de ninguna manera los poderes políticos.
Consciente de que su final se acercaba, en la víspera de la pascua judía, Jesús se reunió con sus apóstoles en la conocida “última cena”.

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